El presidente de la Unión de ART dice que es necesaria una ley que armonice el sistema
Por Silvia Stang | LA NACION – Suplemento Económico 24-6-2012
En una semana más, el sistema de riesgos del trabajo cumplirá 16 años de vigencia. Pero no todas las velitas del cumpleaños iluminarán con igual intensidad, porque en un par de meses llegará otro aniversario: el octavo de la primera sentencia de la Corte Suprema que cuestionó un aspecto central de la ley y que al día de hoy, al no haberse concretado la prometida reforma legal, mantiene en vilo a aseguradoras y a sus empresas clientes.
Y hay motivos: se estima que la cantidad de juicios que se iniciarán en todo este año -más de 67.000- multiplicará por 17 el número de los presentados en 2004.
Jorge Aimaretti, presidente de la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (UART), sostiene que esa situación provoca «riesgos de inequidad» para los trabajadores e insiste en la necesidad de una ley que defina cuáles son los daños cubiertos por las nuevas prestaciones dinerarias, además de que se modifiquen los artículos cuestionados, como el que pretendió impedir el acceso a la demanda civil contra las empresas por parte de los trabajadores. «No se puede tener un interrogante permanente», dice. Reconoce que el negocio no es rentable técnicamente y que los índices de solvencia están bien, pero con tendencia a la baja.
Aun con ese escenario, el gerente general de la ART Asociart se muestra convencido de que el sistema tiene hoy más aspectos positivos que los que lo ensombrecen y afirma que si resiste es, justamente, porque «es bueno y da respuestas».
«Tenemos 8,5 millones de trabajadores cubiertos; hoy hay más prevención que en los últimos 100 años; una alta proporción de lo recaudado vuelve en servicios con una gestión médica de primer nivel y con prestaciones integrales y de por vida; se ha reducido la siniestralidad y el seguro tiene indemnizaciones superiores a los de países con regímenes comparables, como Chile y España», afirma.
-En 2009 se elevaron por decreto los montos de las prestaciones. ¿Cuánto aportó eso a una mejora de la situación?
-El decreto dio un salto cuantitativo y modificó cuestiones cualitativas, al sacar techos y disponer pisos para los pagos. Es un punto de partida de lo que yo denomino la necesidad de armonizar la reparación de accidentes de trabajo. Hoy hay una excelente reparación sistémica, pero está la concurrencia de la litigiosidad. Eso lo atribuimos a que no hay norma que articule adecuadamente las reparaciones del sistema especial con el general, que es la justicia civil. En el diseño del sistema de reparación se deben sopesar aspectos sustanciales, como la inmediatez en el acceso a las prestaciones y la mayor certidumbre sobre las responsabilidades. Hoy se corrió el eje de la transacción ideal y se produjo una desarmonización del modelo con riesgo de injusticia.
-¿Por qué ese riesgo?
-Si el sistema no es claro, al haber una forma de obtener más, el terreno es inequitativo. Cuán justo es un sistema en el que se obtiene más según la jurisdicción en la que se esté o según se haga un reclamo o no. El desafío es producir una armonización en cuanto a lo que reciben las víctimas. Hay que aspirar a una fórmula óptima de cuantificación del daño.
-Si con el decreto que mejoró los pagos no se logró, ¿qué tendría que decir la nueva ley?
-Debiera establecerse que la reparación sea adecuada. Si la ley dijera que va a haber tal reparación y que ahí está incluido el daño moral, entonces, ¿para qué ir a la Justicia por el daño moral? Creo que la mejor cuantificación es discutir qué es lo que se repara con el sistema especial y si es suficiente en términos de lo que la sociedad define como razonable. Eso da lo que se llama certidumbre. Lo que no se puede es tener un interrogante permanente.
-Luego de años sin consenso entre empresarios y la CGT, ¿cómo podría resolverse la reforma al artículo que traba el acceso a la Justicia?
-Hay tres posibilidades: volver al texto original; dejar el sistema de cúmulo como existe hoy, donde alguien cobra de la ART y luego accede a una mayor demanda (que es algo que perjudica al conjunto de los trabajadores); o habilitar la opción excluyente y que le puedas decir a la víctima que tiene el sistema, pero que puede renunciar a sus prestaciones e ir al juicio. Si se pone esta opción y el sistema es eficiente, la gente no irá a la Justicia.
-¿No podrían decirle que se especula con la urgencia de cobrar, al no pagar la prestación si se opta por el litigio?
-Es probable, pero vamos a tratar de articular el arbitraje del Estado, que es quien dirá que no hay aprovechamiento; que con la norma, el Estado diga que hay un ofrecimiento de algo que está bien calculado en función de la minusvalía, la edad y el salario. La ART está comprometida a dar las prestaciones que se dispongan.
-¿Cómo está el nivel de siniestralidad en las empresas?
-En 2011 el índice de fallecidos equivalió al 43,8% del que hubo en 1997 y el índice de incapacidades se redujo al 76,8% del que se había dado en aquel año. Entre los fallecimientos, los que son en el lugar de trabajo se redujeron del 68 al 60 por ciento. [Las estadísticas muestran que los siniestros con al menos un día caído pasaron de 70,9 por mil a 51,9 entre 1996 y 2011 y el índice de fallecidos, de 233,2 por millón a 104,7, contados los in itínere . ]
-El problema de la judicialidad, ¿es más grave para las empresas clientes que para las aseguradoras? ¿Cómo está hoy el negocio de las ART?
-En lo técnico está perdidoso. El negocio viene con una rentabilidad negativa y de alguna manera requiere el ajuste para reencauzarlo técnicamente.
-¿Están afectados los índices de solvencia?
-Están estables y tendiendo a desmejorar por esta rentabilidad negativa técnica. Los accionistas están alertas y buscan la forma de capear el temporal. Para los empresarios, somos una solución a un problema; no tener ART es un acto empresario de imprudencia de administración.
JORGE AIMARETTI
Profesión : Licenciado en Seguros.
Edad : 55 años.
Nació en Santa Rosa, La Pampa, es egresado de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y hace 36 años que se desempeña en el mercado asegurador. Entre 2006 y 2010, presidió la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (UART), un cargo que volvió a asumir este mes. Es gerente general de Asociart, la ART controlada por el Grupo San Cristóbal, que tiene poco más de un millón de asegurados y se ubica segunda en el ranking, detrás de Prevención. Según datos a marzo, el sistema tiene 8,5 millones de trabajadores cubiertos en 877.000 empresas clientes de las ART.
ABREN UN NUEVO CENTRO DE RECALIFICACIÓN PROFESIONAL
Durante julio el conjunto de las ART abrirá el centro de recalificación profesional Recalificart, para dar los servicios que requiera lograr la reincorporación a la vida laboral de un trabajador que, por un accidente, haya quedado impedido de seguir haciendo las tareas que le eran habituales. Para equipar el lugar se hizo una inversión inicial de 3 millones de pesos y se estima que se invertirá una cifra similar en el primer año de operaciones.
-¿Cuál es el objetivo y cuántos serán los beneficiarios?
-La recalificación es un objetivo que nos impuso la ley; ahora cada ART lo cumple por su cuenta y vamos a la centralización. El objetivo es la reinserción del trabajador al lugar donde estaba y si eso no se puede dar, intentar que se recoloque en otra empresa. Es el objetivo más sublime para el trabajador al que no lograste curar totalmente. Para el primer año estimamos que habrá 1700 beneficiarios atendiéndose en el nuevo centro, y con un crecimiento gradual, se llegará a los 3500 por año..