INUNDACIÓN: LO QUE NUNCA HUBIERA QUERIDO ESCRIBIR…

Especial para El Seguro en acción

Estas líneas tienen la intención de compartir con ustedes algunas reflexiones y experiencias, de alguien a quien le tocó vivir el terrible temporal e inundaciones de hace un mes en La Plata.

Como cuestión previa deseo aclarar que mi título de grado es ingeniero hidráulico, pero sin embargo no pretendo comentar sobre las cuestiones técnicas y de infraestructura, en esta ocasión (1).

Si bien las historias vividas y conocidas en mi entorno y en el platense en general, superan lo transmitido por los medios, tampoco es la intención referirme a lo sucedido durante el incidente, por considerar que ha sido sobradamente tratado.  

Pero sí quiero hacer hincapié en las situaciones post-catástrofe y su relación con la declamada “función social del seguro”, ahí donde la reparación de los daños sufridos cobra sentido para aquellos que perdieron gran parte del esfuerzo de su vida.

El escribirlo, no tengo dudas, tiene además un fin terapéutico: me permite bajar un poco la bronca que todavía me embarga, sintiéndome, como me siento, con la camiseta de la Institución Aseguradora.

El tema es simple y tremendo, para aquel que lo considere un golpe bajo, debo aclararle que es sólo una descripción de la realidad: el viernes pasado falleció mi vecino lindero. Julio fue afectado como nosotros por la inundación. Superaba ya los 80, pero seguía trabajando en forma independiente, aportando a la economía familiar. Vivía con su esposa y la familia de su hija: tres nietos y su yerno. Los 7 pasaron las 2 primeras noches de la catástrofe en el primer piso de mi casa, porque todos sus muebles, colchones y recuerdos de toda la vida se perdieron. Duro para las personas de edad. Tuvo una descompensación, en 10 o 15 minutos llegó una ambulancia, pero ya no había nada por hacer.

Mientras lo acariciaba, su mujer nos dijo: “a este se lo llevó el agua”. Hasta ahí una experiencia traumática que podría aplicarse a tantos otros dolores de cabeza que afectan la estabilidad de la salud. He leído que hay alrededor de 9.000 personas en La Plata con tratamientos psiquiátricos “postraumáticos”.

Pero la cosa no terminó ahí. Dijo también su mujer: “estaba muy preocupado porque en la aseguradora le estaban dilatando las respuestas y se dio manija con que no le darían destrucción total”. (Su auto, como todos en la cuadra tuvo 1:20 de agua)  La última vez que fue le dijeron algo así como que se olvidara de tener respuesta por unos cuantos días, porque eran muchos los casos. No fue un acto inteligente ni feliz, en lugar de contenerlo, lo maltrataron. Cabe aclarar que no se trata de una aseguradora autóctona de nuestra ciudad,

El que lo atendió ¿es un empleado que mejor debería dedicarse a otras funciones de carácter más material? ¿Fue un caso de sobrecarga de tareas por la magnitud de la catástrofe,  que le hizo olvidar aspectos tan simples como que el otro es una persona con familia, necesidades y una vida? ¿O fue una descarada estrategia para dilatar y especular? La gente necesita su vehículo y algunos van decidiendo abrirlo y tratar de recuperarlo, en algunos casos esa actitud ha servido como excusa a algunas aseguradoras, para embarrar la cancha o presentar un modelo de respuestaen el túnel del tiempo.

Tengo la fortuna de conocer el mercado de seguros “desde adentro”, porque ingresé al mismo en 1990. Y me hallo asegurado en compañías serias. No he tenido inconvenientes e incluso me ha asombrado la celeridad en que han actuado (tanto con la cobertura de mi automóvil como la de mi casa), considerando que en un mes la empresa tuvo que atender el volumen de un año o año y medio. Afortunadamente esto también sucede y debe decirse.

Pero, ¿cuánto daño le hacen al mercado asegurador las empresas que maltratan a sus clientes? Aun si lo vemos desde el punto de vista económico, no se entiende que una empresa que invierte millones en publicidad, parece no visualizar que está dilapidando su imagen y, posiblemente perdiendo mucho más. Tal vez sus funcionarios no perciban que en una situación de esta gravedad, acotada geográficamente, el efecto boca a boca es muy intenso y permanente. La toma de conciencia sobre que ”lo barato sale caro” y el “quién es quién” frente al siniestro, es tema de cada día.  La gente comparte su experiencia con sus vecinos y familiares y aun quienes no se han visto afectados por el incidente, están reflexionando de otra forma.

Obviamente, me preocupa poco la pérdida de cuota de mercado de las empresas que no están a la altura de las circunstancias, a manos de la parte seria del mercado, -la de los funcionarios que han dicho “esto no es una pérdida, las reservas son para eso, es un contrato que hay que cumplir”-, muy por el contrario. Pero esta nota, además de traer a la escena las miserias que nos rodean, tiene como fin advertir que esta selección, no debe dejarse librada sólo a las reglas del mercado.

¿Pueden las estadísticas que utilicemos dentro de seis meses o más, donde se pondrán los millones de pesos que las aseguradoras pagaron, medir estas situaciones graves de maltrato? La respuesta es no. Significa que debe hacerse algo hoy y ahora. Creo que está en la inteligencia de los funcionarios y ejecutivos, los líderes positivos del mercado, convertir esta situación en una oportunidad de posicionar de otra forma la Institución Aseguradora.

¿Pueden identificarse las empresas que están actuando de manera ominosa? Seguramente sí. Nunca tan en bandeja. Sólo se deben recorrer unas cuantas cuadras y hablar con la gente.

Los productores asesores, por su parte, también deben reflexionar sobre las elecciones que hacen o inducen para sus clientes. Ahí también se comienza a resolver el problema. Todos debemos ayudar y educar, para que los asegurables visualicen la importancia del seguro y, en consecuencia, tomar actitudes que construyan una sociedad mejor.

Ing. Eduardo Galeazzi

Director

El Seguro en acción

 

  1. Sí es importante indicar que tanto en mi ciudad, como en toda la cuenca del Río de La Plata, es necesario tomar muy en serio la necesidad de medidas preventivas, de alertas tempranas y correctivas, mediante obras de alivio. Nuestra región tiene el condimento adicional de su proximidad a un espejo de agua gigantesco con salida al mar, es decir afectado por la variación de los niveles de salinidad. Para quienes deseen una profundización para conocer mejor la génesis del problema que nos afecta es interesante ver las conclusiones de la tesis del Dr.Mariano Ré “Impacto del cambio climático global en las costas del Río de La Plata”, de la UBA. En el trabajo existe una proyección de zonas inundables para 2030 y 2070 de sumo interés.

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